
La cocina de los Stauffen es la cocina normanda de Sicilia, así, como suena. Los Stauffen bebían vino de Marsala, comían el pescado a la moda longboards de Amalfi de la Brújula y alegraban sus asados con la vinagreta de laurel, esa invención de Palermo que aún hoy usa la gauchada de la pampa argentina para rociar el churrasco. LosStauffen están ahítos de tortuga del Banco de la Aventura, y de las huevas ahumadas de todos los peces del Mediterráneo.
Esos Stauffen eran algo románticos y fabulosamente orgullosos; se subían para contemplar el mundo a la doble efe de su hermoso apellido. Son la leyenda de talento. En “El relicario” de don Baroni se señala que hay en Tarento más de ocho tesoros escondidos por Diterico de Stauffen el Cojo. Se dice de él que tuvo más mujeres que un moro y que aromaba el vino con perlas. Sus banquetes están en las miniaturas del Códex Caraffa. Allí está él, de amarillo, con una enorme baraja devorando un pavo real con toda su cola abierta.
